Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña
Después de muchas vueltas y algún que otro tropezón, te das cuenta: no es la cabeza quien recuerda, sino el corazón.
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.
Mientras tanto, el eco de aquel beso inesperado resonaba en mi cabeza.
Hazlo aunque llueva, porque llueva o no llueva, no se hace solo.
Las tiendas cierran, las cabezas pesan: hace frío para nada.
Mientras el otoño llega y las hojas se tornan amarillo, yo me torno carajillo y me bebo,
Quien no tiene memoria necesita cicatrices. Quien no tiene historia necesita tatuajes.
Al final podré perecer petrificado por perder un pulso de miradas
Vístete fuego, viste té y hierba en el pelo: arriba el cielo, abajo el trigo
No se echa en falta nada que sobra: como una mariposa que vuela a la pata coja.
El burdo burdel de El Llano ya no ofrece masajes a cuatro manos.
Hijo, he aquí un hallazgo que te recomiendo no pasar de larg… ni olvidar: los humanos son bien lentos en dar… mas raudos cual rayo en recibir.
Algunos se van a desilusionar, otros pensarán que es mentira, cuando les diga que lo que tiene valor en la vida no se puede patentar.
Desde que desperté, me dediqué a desear dibujarla despierta y desnuda: danzando decidida