#haiku #poesía
A veces, el fuego se enamora de todo lo que toca. En esas veces y solo en esas el destino, lejos de ser desatino, es justicia poética.
Mientras tanto, el eco de aquel beso inesperado resonaba en mi cabeza.
Tu sonrisa es un soplo de aire fresco. Un pliegue de origami que desorienta.
Todos llorando por lo malo del mundo, como si no hubieran visto ni un gramo, de maldad. Y yo, sonrisa en mi cara,
Todos los días sonrío, o es que no lo ves: unos días al derecho, otros al revés.
Así como no todo aquello que mide la hora es un reloj, no todo aquel
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
Tu resultado, no el precio que has pagado, es lo que envidian.
La vida se bebe a sorbos breves: como un buen vino.
Qué cruel es la torre Eiffel: unos días me quiere, otros también, aunque no me lo dice.
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
Nunca fue fácil enfrentarse a lo frágil: pero aquí estamos.
Las canas son sabiduría que se desborda.
Llamad a Iberdrola, es urgente, la mayor cantidad de vatios y neón la dedican a marcas registradas y carbón para niños malos
Hijo, he aquí un hallazgo que te recomiendo no pasar de larg… ni olvidar: los humanos son bien lentos en dar… mas raudos cual rayo en recibir.