La vida, qué ironía tan bella, termina siendo lo que pensamos de ella.
Después de muchas vueltas y algún que otro tropezón, te das cuenta: no es la cabeza quien recuerda, sino el corazón.
Hazlo o no lo hagas: no hay propósito alguno que te haga triunfar.
A lo mejor es bueno crearse una rutina de romper la rutina diaria y marearse en la noria. A lo mejor tenemos que ser fuertes
El cuerpo que te ha tocado es el resultado de una lotería que no has jugado.
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.
Tu sonrisa es un soplo de aire fresco. Un pliegue de origami que desorienta.
Las tiendas cierran, las cabezas pesan: hace frío para nada.
No sé a quién busco aquí, Padre: si lo estoy buscando a Él o me estoy buscando a mí.
Querido, “hubos” hubo muchos pero no fueron tuyos. Pero “ahoras” sólo hay uno y te pertenece.
Uno mendiga, muchos mirando el móvil: falta compasión.
Mientras el otoño llega y las hojas se tornan amarillo, yo me torno carajillo y me bebo,
Tu resultado, no el precio que has pagado, es lo que envidian.
¿Sin ganas de vivir? Vive sin ganas. Las ganas de vivir se ganan viviendo.
La nueva normalidad solo dejará de ser nueva cuando vuelva a ser normal.