Del maestro más mordaz, siempre somos aprendiz: las lecciones vitales siempre dejan cicatriz.
Déjame que te cuente el lado oscuro del mercado: venderse a uno mismo está muy bien pagado.
Llevan las medias negro melancolía: como el corazón.
Desde que desperté, me dediqué a desear dibujarla despierta y desnuda: danzando decidida
El prosaico patriotismo de la pila de platos sucios de la cocina no está patrocinado por ninguna puta compañía
La vida se bebe a sorbos breves: como un buen vino.
Qué cruel es la torre Eiffel: unos días me quiere, otros también, aunque no me lo dice.
Hazlo aunque llueva, porque llueva o no llueva, no se hace solo.
La paciencia es la damisela que más se hace esperar y nunca termina por llegar
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
Háblame de la fotogenia de la primavera de mis manos meciendo tus muslos y tus piernas
Caído una vez, levantado otra vez más: así es la vida.
¿Sin ganas de vivir? Vive sin ganas. Las ganas de vivir se ganan viviendo.
La vida, qué ironía tan bella, termina siendo lo que pensamos de ella.
Cualquier domingo anónimo cojo y me atrevo a salir de casa con el nombre puesto…