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tengo 1 enfermedad: pienso demasiado

Es ya el cielo. O la noche. O el mar que me reclama
con la voz de mis ríos aún temblando en su trueno [...]
Gilberto Owen

soy ahora el alma,
      / ego ametrallado /
por la fragilidad de la palabra.
 
soy la flor púrpura:
la oscuridad que puede ver tu luna
y averiguar donde te escondes
       / sombra telescópica /
el eco transparente
                         [que sonroja esta playa
con el instinto más severo
del rizo-eyaculación frenética
                                            [en el pecho
 // arquertipográfica locura
           hecha 2 y 1/2 ríos //
mentira de adeveras,
radio altisonante
negro blanqueado
—cóncavo-plano—
la mujer misógina
que sonríe chimuela
     (vibración cefálica)
1 señal diseñada
con el cacto más lisérgico
de este jardín vacío
   que apenas palpita
        esta cadavérica consciencia
      / desierto perenne /
me ahogo en gritos
  por la ola de 1 océano de voces:
nado el cielo como palomar estático
observo otro charco,
miro mis ojos decir en 1 lenguaje
                                                  [extraño
que soy el ave rota
      / festín de las hormigas /
y no puedo evitar,
derretirme la pupila con el fierro
               quebradizo llano
ladrido de 1 perro herido,
ahora, enfermo
escondo 1 brillo aperlado
entre el párpado descorazado
de 1 fruto cuyo nombre ignoro;
cuando al ritmo baila
                          [el permiso concedido
de la brisa que arranca
                             [el aire a bocanadas.
 
soy el polvo, la nodriza
nube oculta en 1 recoveco del cielo:
la marea olvidada
de palmeras y gemidos,
el beso estéril de 1 enamorado,
la impaciencia cocainómana
de mi propio instinto;
el colorido pájaro que yace
encendido con la sombra
de 1 lágrima extraviada
por los rieles
de 1 tren que se despide.
 
soy la gota única
   (evaporada)
de 1 desierto,
el discurso mudo
de 1 pintor ciego;
y ahora, enfermo,
pienso demasiado.
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