#poesía #vida
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.
La nueva normalidad solo dejará de ser nueva cuando vuelva a ser normal.
Quien no tiene memoria necesita cicatrices. Quien no tiene historia necesita tatuajes.
Llevan las medias negro melancolía: como el corazón.
No te preocupes, deja que la vida ocurra como ocurre la vida misma: orgánicamente.
Mientras el otoño llega y las hojas se tornan amarillo, yo me torno carajillo y me bebo,
No hay momento más letal que cuando la tóxica quemazón de la decepción se te hace familiar.
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
La procesión va por dentro, no por teatro.
Don nadie que se ha quedado con casi nadie desde que tiene memoria sabe que no hacen falta
Los ojos de Ella eran de esos que parecían poseer un pedacito de infinito
Del maestro más mordaz, siempre somos aprendiz: las lecciones vitales siempre dejan cicatriz.
Vístete de aire, de brisa y ven a verme.
¿Sin ganas de vivir? Vive sin ganas. Las ganas de vivir se ganan viviendo.
La vida, qué ironía tan bella, termina siendo lo que pensamos de ella.