Ojos Que Iluminan El Alma
Mis ojos antes verdes, hoy azul marino,
la vida los cambió con su camino.
La envidia opacó su brillo sincero,
mas tu mirada vino cual lucero.
Tus ojos verdes, frescos como el jardín,
me guían con su luz hacia un destino.
En ellos encuentro paz y calor,
un refugio seguro, lleno de amor.
Aunque el espejo muestra mi color frío,
tu verde en mi alma siembra un brío.
No importa la distancia ni la pantalla,
tu esmeralda me abraza sin batalla.
Verdes como el trigo en primavera,
como hojas de mente que el viento acaricia.
En tus pupilas navego sin temor,
pues en ellas descubro mi mejor flor.
Recuerdo noches de abrazos y piel,
donde tu mirada era mi fiel clavel.
Nos veíamos en el cristal, desnudos, sinceros,
unidos como ramas de almendro tempranero.
Hoy, sola frente al espejo, contemplo,
mis ojos ya no son aquel ejemplo.
Pero si acerco mi rostro a la luz,
pienso en tu verde... ¿Será quizá la cruz?
No sé si el tiempo me hará olvidar
el océano esmeralda que me hiciste soñar.
Pero mientras la vida siga su danza,
tus ojos serán mi eterna esperanza.
Verdes como el mar que nunca se apaga,
como fruta madura que el sol no estraga.
Aunque mis ojos ahora sean del cielo,
en los tuyos guardo mi anhelo.
Si un día me pierdo en la niebla oscura,
tus ojos verdes serán mi ventura.
Porque en su brillo, puro y real,
descubro el amor... ¡y nada más!
—Luis Barreda/LAB