Fragmento de alma
Si por un día la vida me prestaran,
no callaría el amor que hoy guardo en vano,
miraría al sol sin miedo a las quemaduras
y abrazaría el tiempo con mis manos.
No mediría el valor de las ventanas
por el cristal, sino por el paisaje,
y en lugar de contar noches en vela,
tejería con sueños mi equipaje.
Caminaría donde otros se detienen,
oiría el silencio entre las voces,
saborearía el helado derretido
y escribiría versos sin fronteras en mi brote.
Vestiría de cielo mi armadura,
mostrando al viento mi costura frágil,
y en lugar de clavar odios en muros,
los dibujaría en nieve... ¡que se borren!
Pintaría canciones en la luna,
juntando estrofas, pinceladas, abrazos,
regaría con risas las espinas
y aprendería a querer hasta lo amargo.
A cada amigo le diría “te necesito”,
a cada anciano: “tu historia es mi semilla”,
al que olvida amar le daría un verso:
“No es la edad, sino el frío lo que envejece el alma”.
Al niño le mostraría el firmamento,
mas dejaría que él trace su camino;
al que mira con soberbia al otro,
le enseñaría que solo es digno el cariño.
He aprendido que subir la montaña
no es llegar a la cima, es el viaje,
que un puño pequeño puede guardar
la eternidad en un fugaz instante.
Mas cuando el tiempo cierre mi ventana
y me guarden en un baúl de sombras,
sabré que aunque mi trapo se deshace,
el amor que sembré... ¡no tiene alcoba!
—Luis Barreda/LAB