La Ruta Del Alma
La Ruta del Alma
No es un puerto lejano
ni una meta final,
es la luz de la mañana
que se asoma en el cristal.
Es el café que preparas
con cuidado y con amor,
el abrazo que regalas
sin pedir nada a cambio.
La felicidad camina
en los pasos que das hoy,
no en el monte de la cima
ni en el oro que atesorás.
Es el canto de un amigo,
la semilla que plantás,
el instante compartido
que jamás olvidarás.
Si la lluvia moja el camino
y el invierno llega gris,
no te guardes el cariño,
no apagues tu dulce risa.
Hasta en días de tormenta
hay destellos que brillar:
una flor que se resiste,
un refugio que encontrar.
No acumules esperanzas
en un futuro ideal,
pues la vida es una danza
que se baila paso a paso.
Celebra el pan de cada día,
la mirada del extraño,
la canción de la tonada
que tejiste con tus manos.
Cuando el miedo quiera herirte
y la noche oscura esté,
no te olvides de sonreírle
al camino que elegiste.
La alegría no es un premio
ni un tesoro por ganar,
es la luz que llevas dentro
al decidir confiar.
Si tropiezas o te caes,
si el dolor te hace llorar,
recuerda que aún se crece
cuando aprendes a soltar.
La felicidad es un viaje
sin equipaje ni reloj,
es el arte de mirarte
y saber que estás en paz.
Lleva el alma como un niño
que descubre cada día,
que no guarda resentimientos
y en las nubes dibuja estrellas.
No persigas lo perdido,
ni lo ausente anheles más:
la riqueza está en el viaje...
¡y el destino es caminar!
—Luis Barreda/LAB
