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luis barreda

Soledad Elegida

Soledad Elegida
 
He decidido bordar el tiempo con mis manos,
tejer silencios que no pesen, sino abracen,
donde las mariposas duermen en su vuelo
y mi alma, sin prisa, aprende a nombrarse.
 
No es huida, es raíz que busca su savia:
libros que susurran, versos que no mienten,
danzas que dibujan mi sombra en la alfombra
y risas que siembran jardines en el vientre.
 
Me desnudo de espinas prestadas,
de hábitos grises que nublan el cristal.
Mi cariño, espejo de quien me lo entrega:
ni migajas, ni excesos... solo igualdad.
 
No temo a la noche sin faro ajeno,
las heridas las riego con sal y luz.
¿Cómo dar amor si no soy mi tierra fértil?
Prefiero ser bosque antes que cruz.
 
No es amargura, ni escudo herido:
es saber que el amor, cuando es cierto,
no se caza con redes de ansiedad,
sino que nace, como el trigo en el desierto.
 
Estar sola es mi pacto con el ahora,
mientras el mundo grita “¡Busca! ¡No esperes!”.
Pero yo sé que las alas, antes de volar,
necesitan querer sus propias edades.
 
Cuando vuelva a amar, será sin vacíos,
sin disfrazar el miedo con otro calor.
Será porque dos soles, ya completos,
eligen juntar su luz, no su dolor.
 
—Luis Barreda/LAB

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