#ojos #poesía
Uno mendiga, muchos mirando el móvil: falta compasión.
Qué cruel es la torre Eiffel: unos días me quiere, otros también, aunque no me lo dice.
Voy a lanzarme a ver si existo: sin perdón, sin excusas, sin permiso.
La nueva normalidad solo dejará de ser nueva cuando vuelva a ser normal.
La procesión va por dentro, no por teatro.
Mientras tanto, la gente intenta descubrir una forma de cubrir su carne desnuda que no se diluya
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
Todos los días sonrío, o es que no lo ves: unos días al derecho, otros al revés.
Del maestro más mordaz, siempre somos aprendiz: las lecciones vitales siempre dejan cicatriz.
Cree en ti mismo: la creencia precede a la evidencia.
Todos llorando por lo malo del mundo, como si no hubieran visto ni un gramo, de maldad. Y yo, sonrisa en mi cara,
La vida, qué ironía tan bella, termina siendo lo que pensamos de ella.
Antes de empezar, vigila tus deseos: hay que ser digno.
A lo mejor es bueno crearse una rutina de romper la rutina diaria y marearse en la noria. A lo mejor tenemos que ser fuertes
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.