Hazlo.
A veces, el fuego se enamora de todo lo que toca. En esas veces y solo en esas el destino, lejos de ser desatino, es justicia poética.
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
Tus demonios internos se van a eternizar hasta que veas, que para vencerlos, los hay que abrazar.
Los ojos de Ella eran de esos que parecían poseer un pedacito de infinito
Así como no todo aquello que mide la hora es un reloj, no todo aquel
Cantar bajo la lluvia está sobrevalorado. Yo prefiero ser lluvia bailando en tu ventana: cantando en claqué
El bus veinte va como si no quisiera llegar al final.
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
Vístete de aire, de brisa y ven a verme.
Irrelevante: cuando nadas en el mar, la lluvia da igual.
Qué cruel es la torre Eiffel: unos días me quiere, otros también, aunque no me lo dice.
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
Los que más nos esforzamos en esto del vivir, te lo digo como si pudiera verlo, hemos visto a alguien dejar de hacerlo.
¿Sin ganas de vivir? Vive sin ganas. Las ganas de vivir se ganan viviendo.
Llevan las medias negro melancolía: como el corazón.