#poesía
Quien no tiene memoria necesita cicatrices. Quien no tiene historia necesita tatuajes.
Háblame de la fotogenia de la primavera de mis manos meciendo tus muslos y tus piernas
La vida, qué ironía tan bella, termina siendo lo que pensamos de ella.
La nueva normalidad solo dejará de ser nueva cuando vuelva a ser normal.
Tu sonrisa es un soplo de aire fresco. Un pliegue de origami que desorienta.
A veces, el fuego se enamora de todo lo que toca. En esas veces y solo en esas el destino, lejos de ser desatino, es justicia poética.
El prosaico patriotismo de la pila de platos sucios de la cocina no está patrocinado por ninguna puta compañía
Sin publicidad, sé una buena persona: he aquí el secreto.
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.
Las aceras siguen siendo ilegibles libros de pies cuyas páginas se revuelven al son del insomnio
Detrás de esta sudadera desgastada y deshilachada guardo este acariciado, áspero y moribundo mundo. Detrás de esta cara de charlatán
Mientras tanto, la gente intenta descubrir una forma de cubrir su carne desnuda que no se diluya
Mientras tanto, el eco de aquel beso inesperado resonaba en mi cabeza.
El bus veinte va como si no quisiera llegar al final.