Mi abuela solía decir: “Gato escaldado del agua fría escapa”. A mí me gusta añadir: “Humano escaldado
La nueva normalidad solo dejará de ser nueva cuando vuelva a ser normal.
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
Tu resultado, no el precio que has pagado, es lo que envidian.
¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
Al final podré perecer petrificado por perder un pulso de miradas
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
Querido, “hubos” hubo muchos pero no fueron tuyos. Pero “ahoras” sólo hay uno y te pertenece.
Mientras el otoño llega y las hojas se tornan amarillo, yo me torno carajillo y me bebo,
Llamad a Iberdrola, es urgente, la mayor cantidad de vatios y neón la dedican a marcas registradas y carbón para niños malos
Déjame que te cuente el lado oscuro del mercado: venderse a uno mismo está muy bien pagado.
Cantar bajo la lluvia está sobrevalorado. Yo prefiero ser lluvia bailando en tu ventana: cantando en claqué
Viaja ligero si quieres llegar lejos: la felicidad.
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
Voy a lanzarme a ver si existo: sin perdón, sin excusas, sin permiso.