Envidia.
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
Viaja ligero si quieres llegar lejos: la felicidad.
Tus demonios internos se van a eternizar hasta que veas, que para vencerlos, los hay que abrazar.
Curioso caso: el que vivió sin ganas las acabó encontrando. La historia acabó: Quien vivió sin ganas,
Las canas son sabiduría que se desborda.
Los ojos de Ella eran de esos que parecían poseer un pedacito de infinito
La procesión va por dentro, no por teatro.
Hazlo o no lo hagas: no hay propósito alguno que te haga triunfar.
El cuerpo que te ha tocado es el resultado de una lotería que no has jugado.
A veces, el fuego se enamora de todo lo que toca. En esas veces y solo en esas el destino, lejos de ser desatino, es justicia poética.
Las tiendas cierran, las cabezas pesan: hace frío para nada.
Qué cruel es la torre Eiffel: unos días me quiere, otros también, aunque no me lo dice.
Plantamos flores para cubrir las grietas en el corazón.
Los que más nos esforzamos en esto del vivir, te lo digo como si pudiera verlo, hemos visto a alguien dejar de hacerlo.
Quien no tiene memoria necesita cicatrices. Quien no tiene historia necesita tatuajes.