Pequeña reflexión.
El bus veinte va como si no quisiera llegar al final.
Cualquier domingo anónimo cojo y me atrevo a salir de casa con el nombre puesto…
Hazlo aunque llueva, porque llueva o no llueva, no se hace solo.
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
Vístete fuego, viste té y hierba en el pelo: arriba el cielo, abajo el trigo
Hijo, he aquí un hallazgo que te recomiendo no pasar de larg… ni olvidar: los humanos son bien lentos en dar… mas raudos cual rayo en recibir.
Tu forma de diábolo, de reloj de arena tu perfil, contra mi alma de león y mis dientes de marfil.
Después de muchas vueltas y algún que otro tropezón, te das cuenta: no es la cabeza quien recuerda, sino el corazón.
¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
Mientras el otoño llega y las hojas se tornan amarillo, yo me torno carajillo y me bebo,
El mundo es infinitamente complejo… hay infinitos matices entre el bien y el mal, así como infinitos tonos entre el blanco y el negro.
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.
Los ojos de Ella eran de esos que parecían poseer un pedacito de infinito
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.