#haiku #poesía
Los ojos de Ella eran de esos que parecían poseer un pedacito de infinito
Mientras el otoño llega y las hojas se tornan amarillo, yo me torno carajillo y me bebo,
Qué cruel es la torre Eiffel: unos días me quiere, otros también, aunque no me lo dice.
Tu resultado, no el precio que has pagado, es lo que envidian.
Las tiendas cierran, las cabezas pesan: hace frío para nada.
Voy a lanzarme a ver si existo: sin perdón, sin excusas, sin permiso.
No hay momento más letal que cuando la tóxica quemazón de la decepción se te hace familiar.
Al final podré perecer petrificado por perder un pulso de miradas
La atracción de la luna siempre me pareció aterradoramente atractiva: como una buena mujer.
Así como no todo aquello que mide la hora es un reloj, no todo aquel
Mi abuela solía decir: “Gato escaldado del agua fría escapa”. A mí me gusta añadir: “Humano escaldado
No soy ningún –ista ni practico ningún –ismo: sólo soy un artista que piensa por sí mismo.
Viaja ligero si quieres llegar lejos: la felicidad.
Detrás de esta sudadera desgastada y deshilachada guardo este acariciado, áspero y moribundo mundo. Detrás de esta cara de charlatán
Mientras tanto, el eco de aquel beso inesperado resonaba en mi cabeza.