Sol, gracias por levantarte todos los días e iluminar a los habitantes de la Tierra: ingratas hormigas que van a la car…
No soy ningún –ista ni practico ningún –ismo: sólo soy un artista que piensa por sí mismo.
Tu forma de diábolo, de reloj de arena tu perfil, contra mi alma de león y mis dientes de marfil.
Hazlo aunque llueva, porque llueva o no llueva, no se hace solo.
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
Las aceras siguen siendo ilegibles libros de pies cuyas páginas se revuelven al son del insomnio
Hazlo o no lo hagas: no hay propósito alguno que te haga triunfar.
Pájaro nunca voló: le dijeron que no podría y se lo creyó.
Del maestro más mordaz, siempre somos aprendiz: las lecciones vitales siempre dejan cicatriz.
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
El mundo es infinitamente complejo… hay infinitos matices entre el bien y el mal, así como infinitos tonos entre el blanco y el negro.
Irrelevante: cuando nadas en el mar, la lluvia da igual.
Querido, “hubos” hubo muchos pero no fueron tuyos. Pero “ahoras” sólo hay uno y te pertenece.
Las canas son sabiduría que se desborda.
Después de muchas vueltas y algún que otro tropezón, te das cuenta: no es la cabeza quien recuerda, sino el corazón.