Feliz año.
Querido, “hubos” hubo muchos pero no fueron tuyos. Pero “ahoras” sólo hay uno y te pertenece.
Después de muchas vueltas y algún que otro tropezón, te das cuenta: no es la cabeza quien recuerda, sino el corazón.
Las canas son sabiduría que se desborda.
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
La vida se bebe a sorbos breves: como un buen vino.
Irrelevante: cuando nadas en el mar, la lluvia da igual.
Antes de empezar, vigila tus deseos: hay que ser digno.
Quien no tiene memoria necesita cicatrices. Quien no tiene historia necesita tatuajes.
Así como no todo aquello que mide la hora es un reloj, no todo aquel
Detrás de esta sudadera desgastada y deshilachada guardo este acariciado, áspero y moribundo mundo. Detrás de esta cara de charlatán
A veces, el fuego se enamora de todo lo que toca. En esas veces y solo en esas el destino, lejos de ser desatino, es justicia poética.
Plantamos flores para cubrir las grietas en el corazón.
Tu forma de diábolo, de reloj de arena tu perfil, contra mi alma de león y mis dientes de marfil.
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,