Los ojos de Ella eran de esos que parecían poseer un pedacito de infinito
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
Caído una vez, levantado otra vez más: así es la vida.
La paciencia es la damisela que más se hace esperar y nunca termina por llegar
No sé a quién busco aquí, Padre: si lo estoy buscando a Él o me estoy buscando a mí.
Más vale poco si es honesto y genuino que mucho y falso.
Llamad a Iberdrola, es urgente, la mayor cantidad de vatios y neón la dedican a marcas registradas y carbón para niños malos
Irrelevante: cuando nadas en el mar, la lluvia da igual.
Voy a lanzarme a ver si existo: sin perdón, sin excusas, sin permiso.
Qué cruel es la torre Eiffel: unos días me quiere, otros también, aunque no me lo dice.
Vístete fuego, viste té y hierba en el pelo: arriba el cielo, abajo el trigo
Don nadie que se ha quedado con casi nadie desde que tiene memoria sabe que no hacen falta
Detrás de esta sudadera desgastada y deshilachada guardo este acariciado, áspero y moribundo mundo. Detrás de esta cara de charlatán
Llevan las medias negro melancolía: como el corazón.
Tu resultado, no el precio que has pagado, es lo que envidian.