#poesía #primavera
Del maestro más mordaz, siempre somos aprendiz: las lecciones vitales siempre dejan cicatriz.
Don nadie que se ha quedado con casi nadie desde que tiene memoria sabe que no hacen falta
No te dejes engañar: las sonrisas de verdad pueden atravesar hasta las mascarillas más opacas.
El prosaico patriotismo de la pila de platos sucios de la cocina no está patrocinado por ninguna puta compañía
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
Hazlo o no lo hagas: no hay propósito alguno que te haga triunfar.
Querido, “hubos” hubo muchos pero no fueron tuyos. Pero “ahoras” sólo hay uno y te pertenece.
Qué cruel es la torre Eiffel: unos días me quiere, otros también, aunque no me lo dice.
Viaja ligero si quieres llegar lejos: la felicidad.
Dejaremos de complicarnos la vida sin sentido el día que nos llamen simple y nos parezca un cumplido.
Así como no todo aquello que mide la hora es un reloj, no todo aquel
Los ojos de Ella eran de esos que parecían poseer un pedacito de infinito
Más vale poco si es honesto y genuino que mucho y falso.
La débil dedicatoria que le dedico… para hacerlos míos se está desdibujando entre ojeras desgastadas y lírica… y se está volviendo ilegible
Mientras tanto, el eco de aquel beso inesperado resonaba en mi cabeza.