#dar #hijo #lección #poesía #recibir
La procesión va por dentro, no por teatro.
Mi abuela solía decir: “Gato escaldado del agua fría escapa”. A mí me gusta añadir: “Humano escaldado
Detrás de esta sudadera desgastada y deshilachada guardo este acariciado, áspero y moribundo mundo. Detrás de esta cara de charlatán
Todos los días sonrío, o es que no lo ves: unos días al derecho, otros al revés.
El prosaico patriotismo de la pila de platos sucios de la cocina no está patrocinado por ninguna puta compañía
Déjame que te cuente el lado oscuro del mercado: venderse a uno mismo está muy bien pagado.
Tu resultado, no el precio que has pagado, es lo que envidian.
No hay momento más letal que cuando la tóxica quemazón de la decepción se te hace familiar.
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.
Irrelevante: cuando nadas en el mar, la lluvia da igual.
Viaja ligero si quieres llegar lejos: la felicidad.
Del maestro más mordaz, siempre somos aprendiz: las lecciones vitales siempre dejan cicatriz.
Cree en ti mismo: la creencia precede a la evidencia.
Al final podré perecer petrificado por perder un pulso de miradas
Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña