Como un león
La débil dedicatoria que le dedico… para hacerlos míos se está desdibujando entre ojeras desgastadas y lírica… y se está volviendo ilegible
Todos los días sonrío, o es que no lo ves: unos días al derecho, otros al revés.
Qué cruel es la torre Eiffel: unos días me quiere, otros también, aunque no me lo dice.
Mientras el otoño llega y las hojas se tornan amarillo, yo me torno carajillo y me bebo,
Las canas son sabiduría que se desborda.
Las aceras siguen siendo ilegibles libros de pies cuyas páginas se revuelven al son del insomnio
El mundo es infinitamente complejo… hay infinitos matices entre el bien y el mal, así como infinitos tonos entre el blanco y el negro.
Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña
Mientras tanto, el eco de aquel beso inesperado resonaba en mi cabeza.
Antes de empezar, vigila tus deseos: hay que ser digno.
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
Mientras tanto, la gente intenta descubrir una forma de cubrir su carne desnuda que no se diluya
Cantar bajo la lluvia está sobrevalorado. Yo prefiero ser lluvia bailando en tu ventana: cantando en claqué
Algunos se van a desilusionar, otros pensarán que es mentira, cuando les diga que lo que tiene valor en la vida no se puede patentar.
Tu sonrisa es un soplo de aire fresco. Un pliegue de origami que desorienta.