Los ojos de Ella eran de esos que parecían poseer un pedacito de infinito
Todos llorando por lo malo del mundo, como si no hubieran visto ni un gramo, de maldad. Y yo, sonrisa en mi cara,
Sin publicidad, sé una buena persona: he aquí el secreto.
El prosaico patriotismo de la pila de platos sucios de la cocina no está patrocinado por ninguna puta compañía
Detrás de esta sudadera desgastada y deshilachada guardo este acariciado, áspero y moribundo mundo. Detrás de esta cara de charlatán
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.
La débil dedicatoria que le dedico… para hacerlos míos se está desdibujando entre ojeras desgastadas y lírica… y se está volviendo ilegible
Mientras tanto, el eco de aquel beso inesperado resonaba en mi cabeza.
No te preocupes, deja que la vida ocurra como ocurre la vida misma: orgánicamente.
Qué cruel es la torre Eiffel: unos días me quiere, otros también, aunque no me lo dice.
Caído una vez, levantado otra vez más: así es la vida.
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
El burdo burdel de El Llano ya no ofrece masajes a cuatro manos.
No sé a quién busco aquí, Padre: si lo estoy buscando a Él o me estoy buscando a mí.
Sol, gracias por levantarte todos los días e iluminar a los habitantes de la Tierra: ingratas hormigas que van a la car…