Todo el mundo quiere ser inmortal, pero nadie se ha molestado en leer la letra pequeña: para ser inmortal
Al final podré perecer petrificado por perder un pulso de miradas
Así como no todo aquello que mide la hora es un reloj, no todo aquel
Del maestro más mordaz, siempre somos aprendiz: las lecciones vitales siempre dejan cicatriz.
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.
Cualquier domingo anónimo cojo y me atrevo a salir de casa con el nombre puesto…
Tus demonios internos se van a eternizar hasta que veas, que para vencerlos, los hay que abrazar.
Irrelevante: cuando nadas en el mar, la lluvia da igual.
Las canas son sabiduría que se desborda.
No hay momento más letal que cuando la tóxica quemazón de la decepción se te hace familiar.
Todos llorando por lo malo del mundo, como si no hubieran visto ni un gramo, de maldad. Y yo, sonrisa en mi cara,
No se echa en falta nada que sobra: como una mariposa que vuela a la pata coja.
Vamos con prisa para llegar más rápido a ninguna parte.
Hijo, he aquí un hallazgo que te recomiendo no pasar de larg… ni olvidar: los humanos son bien lentos en dar… mas raudos cual rayo en recibir.
Antes de empezar, vigila tus deseos: hay que ser digno.