No te preocupes, deja que la vida ocurra como ocurre la vida misma: orgánicamente.
Vamos con prisa para llegar más rápido a ninguna parte.
Mientras el otoño llega y las hojas se tornan amarillo, yo me torno carajillo y me bebo,
¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
Voy a lanzarme a ver si existo: sin perdón, sin excusas, sin permiso.
No sé a quién busco aquí, Padre: si lo estoy buscando a Él o me estoy buscando a mí.
Tu resultado, no el precio que has pagado, es lo que envidian.
No se echa en falta nada que sobra: como una mariposa que vuela a la pata coja.
Dejaremos de complicarnos la vida sin sentido el día que nos llamen simple y nos parezca un cumplido.
No hay momento más letal que cuando la tóxica quemazón de la decepción se te hace familiar.
La vida, qué ironía tan bella, termina siendo lo que pensamos de ella.
El cuerpo que te ha tocado es el resultado de una lotería que no has jugado.
Llevan las medias negro melancolía: como el corazón.
Nunca fue fácil enfrentarse a lo frágil: pero aquí estamos.
Antes de empezar, vigila tus deseos: hay que ser digno.