Detrás de esta sudadera desgastada y deshilachada guardo este acariciado, áspero y moribundo mundo. Detrás de esta cara de charlatán
Todo el mundo quiere ser inmortal, pero nadie se ha molestado en leer la letra pequeña: para ser inmortal
Llevan las medias negro melancolía: como el corazón.
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
La vida, qué ironía tan bella, termina siendo lo que pensamos de ella.
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.
Déjame que te cuente el lado oscuro del mercado: venderse a uno mismo está muy bien pagado.
Las tiendas cierran, las cabezas pesan: hace frío para nada.
Todos llorando por lo malo del mundo, como si no hubieran visto ni un gramo, de maldad. Y yo, sonrisa en mi cara,
Dejaremos de complicarnos la vida sin sentido el día que nos llamen simple y nos parezca un cumplido.
Las aceras siguen siendo ilegibles libros de pies cuyas páginas se revuelven al son del insomnio
Así como no todo aquello que mide la hora es un reloj, no todo aquel
Mientras el otoño llega y las hojas se tornan amarillo, yo me torno carajillo y me bebo,
Tu sonrisa es un soplo de aire fresco. Un pliegue de origami que desorienta.
El bus veinte va como si no quisiera llegar al final.