#epitafio #poesía
No te dejes engañar: las sonrisas de verdad pueden atravesar hasta las mascarillas más opacas.
Mientras tanto, la gente intenta descubrir una forma de cubrir su carne desnuda que no se diluya
Larga es la historia, corta la conclusión: cada vez menos pelos en la lengua, más en el corazón.
Tu resultado, no el precio que has pagado, es lo que envidian.
La procesión va por dentro, no por teatro.
La vida se bebe a sorbos breves: como un buen vino.
Humano guarda secreto de sumario: llora por dentro.
No hay momento más letal que cuando la tóxica quemazón de la decepción se te hace familiar.
El bus veinte va como si no quisiera llegar al final.
Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña
Vístete de aire, de brisa y ven a verme.
Quien no tiene memoria necesita cicatrices. Quien no tiene historia necesita tatuajes.
Mientras el otoño llega y las hojas se tornan amarillo, yo me torno carajillo y me bebo,
Uno mendiga, muchos mirando el móvil: falta compasión.
Las aceras siguen siendo ilegibles libros de pies cuyas páginas se revuelven al son del insomnio