Todos los días sonrío, o es que no lo ves: unos días al derecho, otros al revés.
La vida, qué ironía tan bella, termina siendo lo que pensamos de ella.
No te dejes engañar: las sonrisas de verdad pueden atravesar hasta las mascarillas más opacas.
No soy ningún –ista ni practico ningún –ismo: sólo soy un artista que piensa por sí mismo.
Mientras tanto, la gente intenta descubrir una forma de cubrir su carne desnuda que no se diluya
Del maestro más mordaz, siempre somos aprendiz: las lecciones vitales siempre dejan cicatriz.
No te preocupes, deja que la vida ocurra como ocurre la vida misma: orgánicamente.
Cree en ti mismo: la creencia precede a la evidencia.
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
Vístete de aire, de brisa y ven a verme.
Déjame que te cuente el lado oscuro del mercado: venderse a uno mismo está muy bien pagado.
Tu resultado, no el precio que has pagado, es lo que envidian.
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
Pájaro nunca voló: le dijeron que no podría y se lo creyó.
La paciencia es la damisela que más se hace esperar y nunca termina por llegar