#poesía #simple
Don nadie que se ha quedado con casi nadie desde que tiene memoria sabe que no hacen falta
Viaja ligero si quieres llegar lejos: la felicidad.
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.
Qué cruel es la torre Eiffel: unos días me quiere, otros también, aunque no me lo dice.
Todo el mundo quiere ser inmortal, pero nadie se ha molestado en leer la letra pequeña: para ser inmortal
El bus veinte va como si no quisiera llegar al final.
No te dejes engañar: las sonrisas de verdad pueden atravesar hasta las mascarillas más opacas.
Tu resultado, no el precio que has pagado, es lo que envidian.
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
Sin publicidad, sé una buena persona: he aquí el secreto.
Irrelevante: cuando nadas en el mar, la lluvia da igual.
La procesión va por dentro, no por teatro.
No hay momento más letal que cuando la tóxica quemazón de la decepción se te hace familiar.
Las aceras siguen siendo ilegibles libros de pies cuyas páginas se revuelven al son del insomnio
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.