#poesía #simple
Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña
No se echa en falta nada que sobra: como una mariposa que vuela a la pata coja.
No te preocupes, deja que la vida ocurra como ocurre la vida misma: orgánicamente.
Larga es la historia, corta la conclusión: cada vez menos pelos en la lengua, más en el corazón.
La paciencia es la damisela que más se hace esperar y nunca termina por llegar
Vamos con prisa para llegar más rápido a ninguna parte.
A veces, el fuego se enamora de todo lo que toca. En esas veces y solo en esas el destino, lejos de ser desatino, es justicia poética.
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
La atracción de la luna siempre me pareció aterradoramente atractiva: como una buena mujer.
Déjame que te cuente el lado oscuro del mercado: venderse a uno mismo está muy bien pagado.
Del maestro más mordaz, siempre somos aprendiz: las lecciones vitales siempre dejan cicatriz.
Hijo, he aquí un hallazgo que te recomiendo no pasar de larg… ni olvidar: los humanos son bien lentos en dar… mas raudos cual rayo en recibir.
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
Vístete de aire, de brisa y ven a verme.
Querido, “hubos” hubo muchos pero no fueron tuyos. Pero “ahoras” sólo hay uno y te pertenece.