No hay momento más letal que cuando la tóxica quemazón de la decepción se te hace familiar.
Las tiendas cierran, las cabezas pesan: hace frío para nada.
Cree en ti mismo: la creencia precede a la evidencia.
La paciencia es la damisela que más se hace esperar y nunca termina por llegar
Los que más nos esforzamos en esto del vivir, te lo digo como si pudiera verlo, hemos visto a alguien dejar de hacerlo.
Nunca fue fácil enfrentarse a lo frágil: pero aquí estamos.
Algunos se van a desilusionar, otros pensarán que es mentira, cuando les diga que lo que tiene valor en la vida no se puede patentar.
¿Sin ganas de vivir? Vive sin ganas. Las ganas de vivir se ganan viviendo.
Déjame que te cuente el lado oscuro del mercado: venderse a uno mismo está muy bien pagado.
El burdo burdel de El Llano ya no ofrece masajes a cuatro manos.
El bus veinte va como si no quisiera llegar al final.
A veces, el fuego se enamora de todo lo que toca. En esas veces y solo en esas el destino, lejos de ser desatino, es justicia poética.
Después de muchas vueltas y algún que otro tropezón, te das cuenta: no es la cabeza quien recuerda, sino el corazón.
Sin publicidad, sé una buena persona: he aquí el secreto.
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.