#muerte #poesía #vida #vivir
Sin publicidad, sé una buena persona: he aquí el secreto.
Así como no todo aquello que mide la hora es un reloj, no todo aquel
Déjame que te cuente el lado oscuro del mercado: venderse a uno mismo está muy bien pagado.
Mientras tanto, el eco de aquel beso inesperado resonaba en mi cabeza.
Hazlo aunque llueva, porque llueva o no llueva, no se hace solo.
El cuerpo que te ha tocado es el resultado de una lotería que no has jugado.
Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña
Tus demonios internos se van a eternizar hasta que veas, que para vencerlos, los hay que abrazar.
Vístete de aire, de brisa y ven a verme.
Dejaremos de complicarnos la vida sin sentido el día que nos llamen simple y nos parezca un cumplido.
Los ojos de Ella eran de esos que parecían poseer un pedacito de infinito
El bus veinte va como si no quisiera llegar al final.
Detrás de esta sudadera desgastada y deshilachada guardo este acariciado, áspero y moribundo mundo. Detrás de esta cara de charlatán
Todos llorando por lo malo del mundo, como si no hubieran visto ni un gramo, de maldad. Y yo, sonrisa en mi cara,
Del maestro más mordaz, siempre somos aprendiz: las lecciones vitales siempre dejan cicatriz.