#mercado #poesía
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
Pájaro nunca voló: le dijeron que no podía y se lo creyó.
La atracción de la luna siempre me pareció aterradoramente atractiva: como una buena mujer.
¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
Tus demonios internos se van a eternizar hasta que veas, que para vencerlos, los hay que abrazar.
Todos los días sonrío, o es que no lo ves: unos días al derecho, otros al revés.
La procesión va por dentro, no por teatro.
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.
Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña
Don nadie que se ha quedado con casi nadie desde que tiene memoria sabe que no hacen falta
Uno mendiga, muchos mirando el móvil: falta compasión.
Qué cruel es la torre Eiffel: unos días me quiere, otros también, aunque no me lo dice.
El mundo es infinitamente complejo… hay infinitos matices entre el bien y el mal, así como infinitos tonos entre el blanco y el negro.
Llevan las medias negro melancolía: como el corazón.
Todos llorando por lo malo del mundo, como si no hubieran visto ni un gramo, de maldad. Y yo, sonrisa en mi cara,