#haiku #poesía
Todos llorando por lo malo del mundo, como si no hubieran visto ni un gramo, de maldad. Y yo, sonrisa en mi cara,
El bus veinte va como si no quisiera llegar al final.
Larga es la historia, corta la conclusión: cada vez menos pelos en la lengua, más en el corazón.
Cantar bajo la lluvia está sobrevalorado. Yo prefiero ser lluvia bailando en tu ventana: cantando en claqué
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
Todo el mundo quiere ser inmortal, pero nadie se ha molestado en leer la letra pequeña: para ser inmortal
Mientras tanto, la gente intenta descubrir una forma de cubrir su carne desnuda que no se diluya
La débil dedicatoria que le dedico… para hacerlos míos se está desdibujando entre ojeras desgastadas y lírica… y se está volviendo ilegible
Mientras tanto, el eco de aquel beso inesperado resonaba en mi cabeza.
Querido, “hubos” hubo muchos pero no fueron tuyos. Pero “ahoras” sólo hay uno y te pertenece.
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
Mientras el otoño llega y las hojas se tornan amarillo, yo me torno carajillo y me bebo,
Hazlo aunque llueva, porque llueva o no llueva, no se hace solo.
No soy ningún –ista ni practico ningún –ismo: sólo soy un artista que piensa por sí mismo.
Don nadie que se ha quedado con casi nadie desde que tiene memoria sabe que no hacen falta