El Amor Idealizado
El Amor Idealizado
En el silencio de mi noche oscura,
brillas como estrella lejana y pura.
Tus ojos son faros que alumbran mi mar,
pero no puedo navegar hacia tu lugar.
Te imagino en versos que el viento llevó,
como un susurro que jamás pronunció.
Tu risa es un eco de un sueño fugaz,
que dibuja sonrisas donde no estás.
No necesito tus manos tocar
para sentir que me puedo elevar.
Basta tu nombre, escrito en el aire,
para que el alma me llene de amares.
Eres la lluvia que moja mi piel
sin caer del cielo, sin ser tangible.
Eres el fuego que nunca me quema,
la melodía que nadie oyó en mi poema.
No hay reloj que marque nuestro tiempo,
ni mapa que guíe este amor interno.
Vivo en el limbo de lo que no existe,
donde tu sombra con mi sombra insiste.
Si me preguntan por qué te idealizo,
diré que prefiero amar sin prisas.
Prefiero el brillo de lo que no alcanzo
a perder la magia de un dulce engaño.
Tal vez algún día, en otro universo,
seamos dos astros unidos en verso.
Mientras, te guardo en mis madrugadas,
entre versos rotos y lunas calladas.
No pido más que este amor secreto,
este jardín de flores sin tiempo.
Donde eres dueña de mis quimeras,
y yo, poeta de fronteras etéreas.
Amor platónico, dulce y sincero,
vives en todo lo que no te hablo.
Eres el vuelo sin fin de mi mente,
la eterna primavera de lo intangible.
—Luis Barreda/LAB
