Las tiendas cierran, las cabezas pesan: hace frío para nada.
Cae, cae una lluvia insulsa a la que le gusta morder. Llueve, llueve mucho y no para de llover. Llueve en las casas, en los corazones, en este escenario que es el mundo, hasta –si me fu...
Como la anticipación eterna de aquel que está en la carretera cuando duele el corazón. El dolor se torna proyección y se derrama cual whisky sin borra…
Mientras tanto, el eco de aquel beso inesperado resonaba en mi cabeza.
Vístete fuego, viste té y hierba en el pelo: arriba el cielo, abajo el trigo
Háblame de la fotogenia de la primavera de mis manos meciendo tus muslos y tus piernas
Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña
Quien no tiene memoria necesita cicatrices. Quien no tiene historia necesita tatuajes.
Hazlo o no lo hagas: no hay propósito alguno que te haga triunfar.
El bus veinte va como si no quisiera llegar al final.
Las canas son sabiduría que se desborda.
Voy a lanzarme a ver si existo: sin perdón, sin excusas, sin permiso.
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.