Vamos con prisa para llegar más rápido a ninguna parte.
Después de muchas vueltas y algún que otro tropezón, te das cuenta: no es la cabeza quien recuerda, sino el corazón.
No soy ningún –ista ni practico ningún –ismo: sólo soy un artista que piensa por sí mismo.
La procesión va por dentro, no por teatro.
Algunos se van a desilusionar, otros pensarán que es mentira, cuando les diga que lo que tiene valor en la vida no se puede patentar.
El bus veinte va como si no quisiera llegar al final.
No sé a quién busco aquí, Padre: si lo estoy buscando a Él o me estoy buscando a mí.
Los que más nos esforzamos en esto del vivir, te lo digo como si pudiera verlo, hemos visto a alguien dejar de hacerlo.
Las tiendas cierran, las cabezas pesan: hace frío para nada.
Viaja ligero si quieres llegar lejos: la felicidad.
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
Quien no tiene memoria necesita cicatrices. Quien no tiene historia necesita tatuajes.
No te preocupes, deja que la vida ocurra como ocurre la vida misma: orgánicamente.
Todo el mundo quiere ser inmortal, pero nadie se ha molestado en leer la letra pequeña: para ser inmortal
Larga es la historia, corta la conclusión: cada vez menos pelos en la lengua, más en el corazón.