No te preocupes, deja que la vida ocurra como ocurre la vida misma: orgánicamente.
Todos llorando por lo malo del mundo, como si no hubieran visto ni un gramo, de maldad. Y yo, sonrisa en mi cara,
Mientras el otoño llega y las hojas se tornan amarillo, yo me torno carajillo y me bebo,
Uno mendiga, muchos mirando el móvil: falta compasión.
Tu sonrisa es un soplo de aire fresco. Un pliegue de origami que desorienta.
Mientras tanto, el eco de aquel beso inesperado resonaba en mi cabeza.
Más vale poco si es honesto y genuino que mucho y falso.
Cantar bajo la lluvia está sobrevalorado. Yo prefiero ser lluvia bailando en tu ventana: cantando en claqué
Nunca fue fácil enfrentarse a lo frágil: pero aquí estamos.
La vida, qué ironía tan bella, termina siendo lo que pensamos de ella.
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
Al final podré perecer petrificado por perder un pulso de miradas
Háblame de la fotogenia de la primavera de mis manos meciendo tus muslos y tus piernas
La vida se bebe a sorbos breves: como un buen vino.
Plantamos flores para cubrir las grietas en el corazón.