A veces, el fuego se enamora de todo lo que toca. En esas veces y solo en esas el destino, lejos de ser desatino, es justicia poética.
Viaja ligero si quieres llegar lejos: la felicidad.
La paciencia es la damisela que más se hace esperar y nunca termina por llegar
Qué cruel es la torre Eiffel: unos días me quiere, otros también, aunque no me lo dice.
Pájaro nunca voló: le dijeron que no podría y se lo creyó.
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
Los que más nos esforzamos en esto del vivir, te lo digo como si pudiera verlo, hemos visto a alguien dejar de hacerlo.
Todos los días sonrío, o es que no lo ves: unos días al derecho, otros al revés.
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
Las aceras siguen siendo ilegibles libros de pies cuyas páginas se revuelven al son del insomnio
Tu resultado, no el precio que has pagado, es lo que envidian.
Caído una vez, levantado otra vez más: así es la vida.
Quien no tiene memoria necesita cicatrices. Quien no tiene historia necesita tatuajes.
¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.