#ironía #poesía #vida
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
No se echa en falta nada que sobra: como una mariposa que vuela a la pata coja.
Mientras tanto, el eco de aquel beso inesperado resonaba en mi cabeza.
¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña
Detrás de esta sudadera desgastada y deshilachada guardo este acariciado, áspero y moribundo mundo. Detrás de esta cara de charlatán
No te dejes engañar: las sonrisas de verdad pueden atravesar hasta las mascarillas más opacas.
Del maestro más mordaz, siempre somos aprendiz: las lecciones vitales siempre dejan cicatriz.
La nueva normalidad solo dejará de ser nueva cuando vuelva a ser normal.
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
Voy a lanzarme a ver si existo: sin perdón, sin excusas, sin permiso.
Querido, “hubos” hubo muchos pero no fueron tuyos. Pero “ahoras” sólo hay uno y te pertenece.
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
Cantar bajo la lluvia está sobrevalorado. Yo prefiero ser lluvia bailando en tu ventana: cantando en claqué
Vístete de aire, de brisa y ven a verme.