Versión adaptada
#poesía #samaniego
Las tiendas cierran, las cabezas pesan: hace frío para nada.
No hay momento más letal que cuando la tóxica quemazón de la decepción se te hace familiar.
¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
Voy a lanzarme a ver si existo: sin perdón, sin excusas, sin permiso.
Detrás de esta sudadera desgastada y deshilachada guardo este acariciado, áspero y moribundo mundo. Detrás de esta cara de charlatán
Vístete de aire, de brisa y ven a verme.
El prosaico patriotismo de la pila de platos sucios de la cocina no está patrocinado por ninguna puta compañía
A veces, el fuego se enamora de todo lo que toca. En esas veces y solo en esas el destino, lejos de ser desatino, es justicia poética.
Querido, “hubos” hubo muchos pero no fueron tuyos. Pero “ahoras” sólo hay uno y te pertenece.
La vida, qué ironía tan bella, termina siendo lo que pensamos de ella.
Mientras el otoño llega y las hojas se tornan amarillo, yo me torno carajillo y me bebo,
La atracción de la luna siempre me pareció aterradoramente atractiva: como una buena mujer.
La paciencia es la damisela que más se hace esperar y nunca termina por llegar
Uno mendiga, muchos mirando el móvil: falta compasión.
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.